Escuela de escritura by Mercedes Abad

Escuela de escritura by Mercedes Abad

autor:Mercedes Abad [Abad, Mercedes]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-29T00:00:00+00:00


Ehd hedd gts ndhñ ctdi tuznnu ñhdiu wññ nhs

Ehd tstqstñhllhdid hedd xzs wññ ndhñds llhdcdñ Qzu

Las introduje en la novela como la imposible contraseña de la wifi en un hotel del Peloponeso que tuve la temeridad de llamar hotel Enigma y donde la protagonista vivía una serie de aventuras rayanas en lo inverosímil. También decidí que, una vez que llegaran a mis manos las galeradas del libro con el diseño definitivo del texto, retocaría las letras iniciales de las primeras o las últimas líneas para que en ellas se leyera en acróstico Pat Ibars o Pati Bars, que era el juego de palabras en catalán con que Ada a veces la llamaba o aludía a ella. Sostenía que era el mejor nombre posible, porque contenía el patio, lo más cojonudo del colegio, palabras textuales, y los bares, lo más cojonudo del mundo entero. A mí me fascinaba el nombre surgido tras la encriptación y añadí Qzu al resto de sus apodos. Qzu. Tanto en castellano como con la zeta pronunciada a la catalana, evocaba al Cthulhu de Lovecraft.

Con mi confesión cifrada y la novela retocada para darle cabida con cierta naturalidad, de modo que solo unos pocos pudieran llegar a sospechar que la demencial contraseña quizá contenía un mensaje secreto, la obsesión por conocer la verdad volvió a atacarme. Necesitaba hablar urgentemente con Boris. Era el único que podía ayudarme a despejar ciertas dudas. Pero aunque había pasado tiempo desde la muerte de Pat, no era impensable que su hostilidad hacia mí se mantuviera intacta. Al fin y al cabo me tenía por su rival, porque ella se lo había dicho y él no tenía motivos para dudar de su palabra. Pensé que lo único que cabía para ablandarlo era jugar la baza de la sinceridad. Pero aun así temía que me enviara a la mierda. Empecé a postergar esa llamada a Boris. Es curioso cómo a veces te descubres huyendo de lo único que quieres. No hice más que huir durante siete días: caminaba a trote ligero con la música a todo volumen en los auriculares, me machacaba en el gimnasio, me metía en el cine, quedaba con amigos, me volcaba en el trabajo, me aturdía bebiendo, pero nada de eso conseguía despistarme de mi obsesión principal. Hasta que al final, aun a sabiendas de que el cálculo de probabilidades estaba en mi contra, empuñé el teléfono como quien coge una pistola y se apunta a la sien. Cuando colgué, quince pitidos después sin que nadie respondiera, solo sentía alivio. Sin embargo, volví a marcar el número pasados unos minutos. Esta vez Boris lo cogió enseguida. Percibí perplejidad en su forma de contestar. Lo emplacé a encontrarnos cuanto antes y él me dijo, no sé si como excusa para concederse tiempo, que ese día no podía moverse de casa porque esperaba un paquete. Cacé la oportunidad al vuelo y le dije que ya iría yo. No podía negarse y no se negó.

Un perro enorme, negro y peludo, con el pecho blanco, vino corriendo hacia mí en cuanto crucé la cancela.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.